viernes, 27 de enero de 2012

Y sí que me llegaron mal, nunca me había sentido tan horrible por dentro por cumplir años, qué sería... capaz que esperaba hacer algo grande para estas alturas y no terminé sorprendiéndome mucho... obvio, sorprendiéndoME porque a la final poco o nada importa lo que digan los demás.

En fin, digamos que lo bueno de los 24 fue que me gradué, me casé, conseguí un trabajo más o menos y luego otro super bueno, y en ese trayecto muchas cosas no pudieron cumplirse, como viajar a pasear al extranjero o ya largarnos del todo a Canadá... Pero también cosas buenas, como por fin vivir con la persona que amo y mejorar la relación con mis papás. Y ya en el plano más materialista poder tener una compu "más mejor"y la anhelada cámara de fotos...

Supongo también que no sabía si esperar algún plan maravilloso para el cumple o mejor bajar las expectativas para no decepcionarme. Supongo que terminé yéndome por la segunda opción, así que terminé el viernes con dolor de riñón y lágrimas a mil porque no quería cumplir años, y comencé el sábado con desayuno vegetariano, flores, un feliz cumpleaños y obvio, los ojos hinchados. Al día siguiente fui la invitada "especial" de la fecha, cosa que no ha ocurrido nunca y por supuesto, espero que no se repita, eso de andar en primera plana ya no es lo mío je.

Y que se viene para estos 25? Pues espero algunas cosas, viajar un rato por ahí, sacar más fotos, recibir la famosa respuesta de Dear Canada, mantenerme en este trabajo y bajar de peso.


Ayer llegó mi nuevo lente para la cámara :). Así que ahí va una foto tomada al regalo del marido por el nuevo lente. No es una máquina de foto pero hay que ir practicando.


lunes, 2 de enero de 2012

Ya ha pasado casi un año desde que me casé y la forma de ver a las personas cambia un montón, especialmente con la familia política. Si al principio intentaba caerles bien a los sobrinos (cosa que solo conseguí con uno de los 5) ahora les huyo porque me ven como potencial niñera o porque resulta que son mimados/malcriados/estresantes, y yo NO cultivé el valor de la paciencia. Siempre me he cuidado de las relaciones que tengo con las mujeres que me rodean, porque soy de la fiel convicción que en algún momento sale el puñal por cualquier razón, y con las cuñadas no es la excepción... Porque resulta que ahora trabajo con mi marido en la misma empresa y a una cuñada no le gustó y según ella no es correcto porque pueden haber extra intereses y que si ella fuera de rrhh no hubiera aceptado que estemos los dos ahí (por suerte no especificó que sea YO la que deba irse). Lo que esta man no comenta es que a ella le pasó algo similar en X trabajo, cuando se casó con X tipo y los dos tenían buenos cargos hasta que cerró la empresa. Claro, eso sí está correctísimo. Porque resulta que cuando yo voy feliz de la vida a contar una buena noticia esta misma cuñada sale con el comentario: estás embarazada? Esa jamás será una buena noticia mientras siga en este país. Porque resulta que cuando yo no era parte de la familia mi suegra era super tranquila y ahora me contradice cualquier comentario que haga de cualquier tema. Porque está de acuerdo con que me opere de la nariz "para que me suba el autoestima", porque las Macs son feas y porque su cámara de fotos toma mejores fotos que la mía. Porque cuando se juntan cuñada número 1 y suegra a ver fotos de mi matri bien la pasaron criticando a una sobrina X que uso un vestido que hacia parecer como que la muchacha se hubiera operado de los senos. Porque cuñada 2 quiere conocerme mejor. Lo siento, no confío en personas religiosas y creyentes. En cuanto a los hombres no hay mucho que decir. Solo que uno quiere que seamos más religiosos y otro es bastante imprudente. Llega un punto en que te vale intentar hacer puntos con tu familia política, porque no siempre son personas que valen la pena. Queda solo sonreír y callar, porque quieras o no, siguen siendo "familia". Estoy segura que mi familia no le hace pasar por esas situaciones a mi marido. Karma, creo que se llama.

miércoles, 16 de noviembre de 2011

Termina otra etapa de la vida profesional. Creo que será la primera y última vez que trabajaré en el sector público, no es que todo sea una desgracia pero creo que el Ministerio en el que me tocó hay que hacer algunos cambios y desde cero, comenzando por la actitud, ahí desde las secretarias hasta las señoras que sirven la comida tiene el ego más inflado que las mismas autoridades, siendo éstas últimas las más amables  y atentas.

Se presentó una buena oportunidad, de esas que no se pueden dejar pasar y en cuestión de 3 días dejé de estar en el Ministerio. Debo reconocer que de todos los lugares en los que he estado éste ha sido el del mejor ambiente de oficina, los únicos rescatables de todo el edificio son los 10 gatos con los que pasé.

En fin, mañana empiezo otra etapa, muy diferente, tal vez más difícil, pero ahí le vamos a ir dando.
 

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